Ya llegamos al final de la serie de las 5 P de la postura misional.
El quinto punto es la proclamación. Al leer los escritos anteriores, da la sensación de que hay una progresión con cada P. Esto podría llevarnos a pensar que no podemos proclamar hasta conocer a la persona y participar en su vida, y que solo después de ese proceso, por fin, podemos hablar de Dios.
Pero no es así. Dado que el Espíritu se mueve, siempre hay una oportunidad para proclamar a Dios en tu vida. Puede que impactes a alguien que acabas de conocer en el autobús, por ejemplo. Por eso, en ningún momento debemos resistir la oportunidad de hablar sinceramente de Dios. Si Él ha transformado tu vida, eso es parte de lo que significa relacionarse contigo. No sería genuino esconder esa realidad.
Ahora bien, ojo: si la proclamación no está respaldada por las otras P, puede convertirse en un proyecto. La persona se convierte en un objeto de evangelización en lugar de alguien con quien estamos construyendo una relación. Y es muy difícil amar a nuestro prójimo solo con palabras si lo tratamos como un simple objetivo.
Entonces, la postura misional sí incluye la proclamación, y el Espíritu puede guiarnos en cualquier momento, ya sea al conocer a alguien o después de mucho tiempo de relación. Si Dios es parte de nuestra vida, no podemos ocultarlo. Sin embargo, la proclamación sin las otras P no es realmente misional.
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Kevin es misionero con SEPAL en Granada, líder de adolescentes en Conexión Granada y director de Avance, un programa de entrenamiento misional.